viernes, 29 de octubre de 2010

Día X

Son las doce del mediodía cuando comienzo hoy a escribir el Blog, en este viernes –dejadme que me asegure en el calendario- veintinueve de octubre. Por lo que parece se nos ha acabado el sol y nos espera un fin de semana con nubes y lluvia. Y encima este sábado nos cambian la hora, con lo que siempre fastidia luego el que oscurezca tan pronto por la tarde. Escuchaba ayer por la radio que un porcentaje muy alto de personas quedan un poco mustias con este cambio horario invernal. Lógico: al final yo creo que a todos nos encanta la luz y que los días sean cuanto más largos mejor.

Escribo cuando no hace una hora que habré vuelto de Cabueñes, donde como sabíais tenía que pasar para un primer control después de mi estancia ingresado la semana pasada. Todo ha resultado muy sencillo, en gran medida por las grandes facilidades que me han prestado tanto las personas de Hematología como las del Hospital de Día, que han sido las que hoy me han atendido. Se acordaban todavía de mí, de cuando iba cada quince días a poner los famoso CHOP14, y mientras estuvieron hoy conmigo no dejaron de darme ánimos para que en esta segunda intentona vaya todo perfecto.

Lo primero que hicieron fue asignarme una habitación para que estuviera echado tranquilamente viendo la tele mientras llevaban la muestra de sangre a analizar. Después, mi mujer estuvo en Consultas esperando por los resultados, que serían los que dictaminaran lo siguiente a hacer. Finalmente sólo ha sido necesario realizar transfusión de plaquetas, que aun así estaban un pelín más altas de cuando dejé el hospital. No hizo falta por tanto transfusión de sangre porque mi hemoglobina se ha recuperado en parte y se encuentra en un nivel de seguridad que no requiere de hematíes adicionales. Lo que ya tengo son las defensas a cero, así que como comentábamos, los próximos días serán los más críticos a la hora de que algún bichillo quiera montar una fiesta a mi costa. Esperemos que no sea así y que el Neulasta que pusieron al inicio del tratamiento –que sirve para estimular el crecimiento de glóbulos blancos "sanos" en la médula ósea después de la quimio- y que en definitiva ayuda al cuerpo a combatir las infecciones, comience a trabajar si hace falta. Es curioso porque me han explicado que el Neulasta, únicamente actúa cuando detecta que no hay defensas. En caso de que éstas estén presentes en un número aceptable, el Neulasta permanece como aletargado, por decirlo así. Muy listo él: no se molesta en trabajar si no hace falta.

Por tanto ahora no nos queda más que esperar que estos próximos días sean tranquilos, y si así fuera, no volveríamos a Cabueñes hasta el martes, para repetir entonces la misma jugada de hoy.

Hoy, mientras veía la tele en el hospital, me llamó sorprendentemente una noticia: según parece La Comisión de Igualdad de la Cámara baja aprobó el martes una iniciativa que pide al Gobierno medidas para eliminar los "juegos sexistas" y los "estereotipos" de los patios de los colegios, implantando protocolos que fomenten un juego infantil que no distinga por género. No sé, pero a mí esto de que se pongan a vigilar y dirigir a lo que los niños y niñas juegan en el pasillo me chirría un poco.

Y esta noticia me trajo a la mente aquellos recreos de mi infancia en el colegio, con sus juegos. Para empezar por supuesto el entretenimiento general era el fútbol. Cada clase teníamos nuestras porterías marcadas en la pared donde en ocasiones pintábamos con tiza el nombre de la clase, de modo que podíamos juntarnos perfectamente cuatro o cinco partidos al mismo tiempo, todos entremezclados. Para quien lo viera desde fuera, aquello debía ser una locura, todo un espectáculo, pero nosotros nos apañábamos, y aunque alguna vez recibías un balonazo inesperado de la clase de al lado, seguíamos jugando como si tal cosa. Y como siempre las mejores ubicaciones en el patio exterior, o quién podía jugar en el que había bajo sótano lleno de columnas que había que esquivar, o quien en el de arriba, con sus porterías de verdad, era cuestión de edades.

Fuera ya del recreo matutino, lo que solíamos hacer luego a la tarde, era anticiparnos media hora a la entrada y dedicarnos por ejemplo al intercambio de cromos, otro de los clásicos de aquella época. Llegábamos así con nuestro taco de cromos repetidos –cuanto más gordo más importante te sentías- y con la lista de los números que nos faltaban -por si había alguna duda-; de este modo en el patio se multiplicaban los corrillos donde sólo se oían sipis y nopis según tuvieras o no el cromo que te mostraran. ¡Y qué orgullo te daba aparecer luego con el álbum completo para mostrárselo a los demás! Con ese cromo que todos codiciaban tener pero que sólo tú tenías.

Con los cromos competían las cánicas, con variaciones en los juegos, pero en los que básicamente el objetivo era limpiar a tu rival o rivales, todas las que pudieras. Ahí cada uno lo que llevaba era su bolsita con sus mejores armas escondidas en ella.

Y luego, cuando ya eras un poco mayor, llegaban los típicos juegos que supongo que entran dentro de los que ahora se quieren controlar. Aquel mítico ojo de buey, cuchillo y tijera por ejemplo, donde por equipos nos íbamos colocando en fila contra una pared, metiendo nuestra cabeza por entre las piernas del que teníamos delante y entrelazando nuestras manos formando así una hilera. El objetivo del equipo rival era saltar por encima de aquella columna de espaldas e intentar hundirla abajo. No sé cómo más de uno no acabamos con la espalda rota, pero lo cierto es que salvo alguna lesión sin importancia, nunca sufrimos baja de consideración.

Otro de los recuerdos que me han venido a la cabeza han sido las vueltas del colegio con mi hermano, ya cuando mi madre no bajaba a buscarnos. Teníamos que ascender todo General Suárez y siempre que llegábamos a la altura del antiguo Cuartel de Simancas repetíamos el mismo ritual. Al iniciar la acera él se paraba, me dejaba que echara a correr dándome unos metros de ventaja, calculando siempre de modo que terminaba por cazarme antes de que se acabara la acera. Para mí era un reto diario y que como ahora, pasito a pasito, conseguí que esa ventaja que me dejaba cada vez fuera más pequeña hasta que un día, pasados los años, de forma casi natural, fui yo el primero al final de nuestra particular carrera. Curiosa esta vida que me reencuentra de nuevo otra vez con mi hermano corriendo mano a mano. Esta vez llegaremos sin embargo los dos juntos.

Bueno, pues nada más; os deseo a todos un muy buen fin de semana, y ni hace falta que os recuerde que… “y mañana más”.

3 comentarios:

  1. Quién te hubiera visto a ti jugar a las miniaturas si no hubiese habido 'juegos sexistas' y 'estereotipos'!!!!!!!!!!! :) :) :)
    Buen finde Fi!!

    Pd. Yo tenía cromos de Candy-Candy...
    Besinos SuperMOOOOOOOOOOOOOOO!! :)

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  2. sabes ¿cómo llamábamos en mi colegio el 'ojo de buey, cuchillo y tijera'? pica la mula.

    Espero que tengas un finde-puente tranquilo!

    besos y abrazos ;-)

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  3. un beso muy fuerte para los dos...y que el finde sea muy tranquilo,

    lo veremos llover desde la ventana...finalmente llega el otoño...todas las estaciones tienen su aquel...me toca plantar ajos, fabes de mayo y arbeyos...Mo te hice caso y voy a hacer un invernaderín para mi huerto (2.5x8 m) ni muy grande ni muy pequeñu...cuco :)

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