martes, 26 de octubre de 2010

Día VII

Son las seis menos cuarto de la tarde cuando comienzo a escribir hoy el Blog, en este martes veintiséis de octubre. Como todos los días me encuentro sentado frente a la mesita de mi cama, mirando por la ventana el paisaje que me permite contemplar la ubicación de la habitación. De vez en cuando atisbo a lo lejos un coche que aparece y desaparece conforme va ascendiendo entre los árboles que bordean la carretera que desde Somió llega al Infanzón.

De momento todavía me tocará pasar esta noche en el hospital. A mediodía la médico me comentó que si todo fuera bien es probable que mañana o a más tardar el jueves, pudiera irme para casa. Todo dependerá de que no surja ahora ninguna fiebre o complicación imprevista. Hoy los análisis han mostrado una pequeña mejora en el nivel de hemoglobina, aunque las plaquetas siguen muy justitas, por lo que todavía a estas horas estoy a la espera de una transfusión prevista para esta tarde. La prueba más clara de que las plaquetas están bajas la hemos tenido hoy al quitar una de las vías que tenía en mi brazo, al resultar un poco más laborioso de lo que sería normal el detener el sangrado. Pero bueno, la noticia también es esa: ya me han retirado todos los goteros y me hidrato sin más bebiendo agua, mientras que la medicación es por vía oral. Me quedan de todos modos todavía dos vías por retirar, una probablemente lo hagan esta misma noche después de infundirme las plaquetas para darles tiempo a actuar. La otra, más fina, la dejarán para cuando me vaya y así no tener que volver a pincharme si necesitaran de ella.

Lo que está pendiente de organizar es el tema de mis traslados al hospital. Al parecer van a intentar el que puedan venir a pincharme a mi domicilio para las correspondientes analíticas, de modo que únicamente tuviera que acudir al hospital para las transfusiones. Con ello reducimos a la mitad el número de salidas de casa, que no es poco, y por tanto, el cansancio que ello pueda provocarme, además de minimizar los riesgos de pillar cualquier bicho indeseable, que en los próximos días será lo más crítico. Lamentablemente eso es algo que nunca sabes dónde puedes encontrarlo, y hace que estés en un estado de permanente alerta. Pero habrá que volver a aprender a convivir con ello. Al final te sientes como una hojita que el viento mueve a su antojo y sólo puedes confiar en que éste sea benévolo contigo y caigas siempre en lugar seguro. Hasta ahora ha sido así y no tiene por qué cambiar.

Hace bien poco que he acabado de ver la película de vaqueros que todos los días echan por la TPA, y así, por hablar un poco de televisión, hoy se me ocurre contaros que ayer por la noche esperaba con curiosidad la nueva serie que en Antena3 se estrenaba bajo el título de Hispania. Siempre me ha apasionado la novela y el cine histórico, y mucho más si tenía que ver con la Historia -con mayúsculas- de Roma. Si embargo tengo que confesaros que no aguanté aquello ni media hora. No sé si eran los actores, la puesta en escena o lo que fuera, pero ¡por Dios!, si aquello rozaba lo ridículo: es que escuchabas hablar a los hispanos y romanos que parecía que fueran del mismo centro de Carabanchel... Por no hablar de su estética, que había uno que era clavadito a Hugo Silva, el actor que diera vida a Lucas en Los Hombres de Paco, con su media melena lisa y barba perfectamente cuidada. ¿De verdad iban tan arregladitos en aquella época los hispanos? Bueno, supongo que también tendrá que ver el hecho de que estando enfermo, uno es más exigente con todo. Y no dudo en absoluto que haya un montón de gente que la habrá visto también y que le haya encantado. Pero para mí no es. En cuanto vuelva a casa seguiré con el libro que estaba leyendo, Africanus, el primero de una trilogía que creo que os había ya contado, y que narra las andanzas de Publio Cornelio Escipión, el más grande de los generales de la antigua Roma. Lo bueno de un libro es que todos podemos fantasear con el aspecto de los personajes, con los paisajes, y podemos malearlo a nuestro antojo.

¡Vaya!, ahora no sé por qué pensando en esto de la televisión he recordado el día en que la tele de color llegó a mi casa. ¿Sabéis qué programa fue el primero que vi por aquella pantalla mágica? Uno en el que salía el popular presentador Iñigo. ¿Os acordáis de él? Con su bigote que parecía que no tenía labio ¡Qué emoción que sentimos todos en casa con aquella tele! Bueno, sobre todo supongo que mi hermano y yo, como críos que éramos. Hasta entonces habíamos estado con una televisión suiza en blanco y negro que mis padres habían traído con ellos al trasladarse a España. Y todavía creo recordar que alguna vez nos dio servicio cuando la nueva tuvo algún problema. Lo que les costaría aquel televisor a mis padres ¡Cómo ha cambiado todo! Ahora que sólo nos falta tener una televisión en el cuarto de baño. A veces es bueno recordar cuando un simple Lego te hacía sonreír y crear historias durante horas y horas. No necesitábamos para nada de PSPs, ¿no os parece?

Bueno, hoy no os doy mucho más la lata, que esto parece el baúl de los recuerdos. Deciros que me encuentro feliz por poder seguir cada día contándoos lo primero que se me venga a la cabeza y saber que vosotros estáis ahí para leerlo.

Un fuerte abrazo a todos… “y mañana más”.

5 comentarios:

  1. Yo no sabía que la tele era en color, hasta que un día la vi en una cafetería jajajajaja, Heidi en color era mucho mejor :) Este tipo de frases me hacen sentir francamente vieja, y me recuerdan a cuando mi abuela me cuenta que en su casa no había cuarto de baño, o agua corriente...
    Mi hijo no sabe lo que son las pesetas, y por supuesto si hablo de ellas me dice Claro!!! Esas monedas antiguas de cuando tú eras pequeña!!
    Y se me queda una carita... pero en fin, la vida corre que te corre y hay cosas que han mejorado mucho, por ejemplo el cine, es fantástico, veo incluso con un gigante delante... Besos y sigue adelante. Esperamos tus historias del abuelo cebolleta con mucha ilusión.

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  2. Para que no lo olvides quiero recordarte una letra mágica la "F" que bien aplicada es algo que ya sabes: Ferrari, Fernando, y Filippo, la Fé, da Felicidad,

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  3. Mira que ahora tenemos tele en color, no se cuantos canales y pocas veces dan algo decente. Yo recuerdo aquellos viernes por la noche todos alrededor de la tele viendo en familia el 1,2,3. Era divertido!.

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  4. Um....estoy intentando recordar cuando surgió en mi vida el cambio del blanco y negro al color, pero no soy consciente! Lo que sí recuerdo era el tamaño que tenía aquella tele que mis padres habían traído de su paso por Igualada...Más pequeña casi que las de un videojuego actual!!! Y la veíamos los 4 juntos al montonín!!!!!! Eso sí, los viernes había pelea: la clave contra el 1,2,3...CASI siempre ganaba el 1,2,3 por 3 votos a 1 :)Era justo!! Mayoría absoluta!!! Besín

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  5. y a mi me encantaba el programa chicho ibañez menta pero juraria que lo veia en blanco y negro...la tele de mis padres viajo de alemania con ellos y duró mas que las pilas del conejito de duracell

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