martes, 13 de noviembre de 2012

Génesis MMXII (Trecenti octavus)

El mayor milagro que verán mis ojos serás tú
(Schinonero)

Litfiba - El Diablo

Son siete y cuarto de la tarde de este martes trece de noviembre cuando empiezo a escribir el Blog. Martes y trece. Para los supersticiosos un día marcado en rojo en el calendario. Yo hace tiempo que dejé de creer en esas cosas. De hecho me encantaba hace años pasar por debajo de una escalera. Era como un desafío estúpido. Tan estúpido como el que lo evitaba. Cosas de la edad.

Hoy comienzo el post cuando acabo de entrar por la puerta recién llegado de Oviedo. Así que entre uno y otro he estado casi doce horas fuera de casa. Tuve bastante retraso acumulado dado que para empezar el tratamiento de Rituximab lo empecé pasado el mediodía. Farmacia no entregó según lo previsto la bolsa en su primer reparto de las diez y tuvimos que esperar al siguiente. Cosas que pasan. Aproveché el tiempo de espera como no podía ser de otro modo para dormir un buen rato, ayudado en gran medida por la premedicación, que como ya os he contado en otras ocasiones, te produce un sueño y un letargo imposible de soportar. Y si eres como yo de dormilón, peor aún, o mejor, según se mire.

Tal vez sea porque llevo todo el día ocioso el que ahora sienta el deseo de escribiros más de lo habitual. Os aviso por ello que tal vez este post sea más largo de lo normal. A propósito de esto me viene a la cabeza un buen amigo que cuando recibe mails demasiado largos o espesos, los imprime y se los lleva al baño como lectura... Yo he de confesaros que con el folleto del Alimerka voy sobrado. En realidad cuando llego a Alimer ya he acabado. En fin, vamos a dejarlo ahí.

Volviendo al inicio deciros que esta mañana a las ocho salimos de Gijón mi padre, mi hermano y yo. La idea era que mi hermano se sometiera a la extracción de los linfocitos mientras yo me dedicaba al Rituximab. Sin embargo, nada más llegar ya me avisaron que después de acabar con las tres horas que dura la infusión de Rituximab me infundirían también los linfocitos. Esto supondría otras tres horas aproximadamente. El motivo es que aunque la infusión propiamente dicha anda por la media hora larga, después habría que estar dos horas en observación por si hubiera alguna reacción. Os confieso que al final con una hora fue más que suficiente. Mis ganas de irme pesaron también lo suyo.

Sobre la infusión de linfocitos no sabía que a pesar de ser compatible con mi hermano y tener ya su mismo grupo sanguíneo -a fin de cuentas son sus células las que ahora conforman mi médula-, al introducir una cantidad extra de linfocitos puede producirse igualmente un rechazo por parte de cualquiera de mis órganos. Por ello habremos de vigilarlo no sólo hoy, sino durante las próximas semanas. El rechazo podría mostrarse a través del alguna erupción cutánea o de una diarrea. Podría sufrir también algo de aplasia adicional a la que todavía presento en mis analíticas. La idea es que si tolero bien esta infusión, la repitamos un par de veces más, quizás tres. No será necesario eso sí que le saquen más sangre a mi hermano. Lo que no he puesto hoy lo dejarán congelado para las próximas ocasiones. Hoy han sido sólo 50 ml de infusión. Poca cosa.

De la analítica como os digo hay pocas novedades en el sentido de que sigo con las plaquetas y defensas bajas, en especial las primeras. Sin embargo, dado que en la biopsia realizada la semana pasada sigue sin haber rastros de la enfermedad original, no debería preocuparme en exceso el que las cifras sean tan remolonas a la hora de mejorar. Vuelve a ser una buena noticia el que la médula esté limpia.

Con la infusión también se me acumuló algo de retraso ya que al parecer la máquina que realiza el cuenteo en el Banco de Sangre se ha estropeo y tuvieron que utilizar la que tienen en el Servicio de Inmunología. Ya se sabe aquello de que a perro flaco todo son pulgas. Aun así no me quejo porque logré escaparme a radioterapia mientras reposaba de la infusión para así ganar algo de tiempo. Así, en cuanto acabé con la radio, pude volver inmediatamente a la Unidad de Trasplantes, donde después de pedir permiso a la hematóloga de guardia, recogí mis bártulos y me fui más contento que unas castañuelas.

Hoy me gustaría dejaros una preciosa historia de esperanza, superación y solidaridad. Ayer aparecía publicado un artículo en La Nueva España sobre Manu, un niño de cuatro añitos que lleva desde febrero de 2011 -no me he equivodado de año- ingresado en el Materno después de haberse sometido a un trasplante y que el sábado vio hecho su sueño realidad. Os paso el enlace porque la noticia merece la pena que la leáis. Sin duda será lo más provechoso que saquéis de este post de hoy. http://www.lne.es/oviedo/2012/11/12/manu-bombero-dia/1325430.html

Y nada más por hoy. Al final creo que no me he enrrollado tanto. Quizás mañana escriba un poco más. Los escritores no sabemos qué es eso de la huelga. Un fuerte abrazo... "y mañana más".


1 comentario:

  1. Hola Fili: Lo más provechoso es leerte cada vez que escribes en tu blog. Me has vuelto a alegrar el día. Gracias Fili. Un abrazo. HONOR Y FUERZA.

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