domingo, 19 de mayo de 2013

Nadaya (00.05.08)

Hasta el cuarenta de mayo no te quites el sayo
(Refranero popular)

http://www.youtube.com/watch?v=ScCGUObZ4CI

Son las seis en punto de la tarde de este domingo diecinueve de mayo cuando comienzo a escribir el Blog mientras por la tele comienza el pseudoderby que enfrenta al Oviedo con el filial del Sporting. Aunque el partido no tenga prácticamente interés en lo clasificatorio, siempre tiene lógicamente su morbo, así que a ver qué tal se da. Mucho más entretenida fue esta mañana la carrera de MotoGP con la sensacional victoria de Pedrosa –lástima de la caída de Rossi- y el final de etapa que hemos vivido en el Giro D’Italia con la llegada al Galibier, puerto francés, entre una copiosa nevada.

Hoy tengo que reconocer que llevo un día un poco tonto, cansado. Seguramente el haber pasado ayer una noche de insomnio en la que no pude dormir ni un minuto hasta las cinco de la mañana tenga mucho que ver. Hacía mucho tiempo que no pasaba una noche así casi en blanco, pero la culpa fue mía por empeñarme en intentar dormir sin tomar la pastilla que todas las noches tomo para conciliar el sueño. Digamos que quise probarme y me salió rana el experimento. Parece increíble la dependencia que se puede generar de una simple pastilla. Al final como digo eran las cinco pasadas cuando me quedé dormido y eso sí, luego ya del tirón, aguanté hasta las diez y media que desperté. Así que supongo que es lógico que hoy esté un tanto torcido, por decirlo así. Me fastidia especialmente por Nadaya, con la que estúpidamente por mi parte cuando estoy así pierdo la paciencia si la pobre reclama más mi atención. Darme cuenta de esta idiotez hace que todavía pierda más la paciencia, pero en este caso conmigo mismo. Tanto tiempo con esta historia mía y a veces parece que soy primerizo también en esto y que soy incapaz de controlar estos cambios absurdos de humor.

En fin, que igual también parte de la culpa de insomnio fue por tragarme enterito el Festival de Eurovisión, que salvo honrosas excepciones, lo que pudo verse es como para hacer perder el sueño al más dormilón. Decir que para nada me pareció la canción ganadora la mejor, pero sobre Eurovisión poco más se puede añadir de lo que se repite año tras año: las alianzas y contubernios entre países limítrofes, especialmente entre los países del este, nórdicos y los procedentes de las extintas Yugoslavia y URSS, hacen casi imposible que la victoria se salga de esas latitudes. Y aunque no discuto que la pasión pudiera cegarme, creo que el séptimo puesto de Italia se quedó corto para los méritos de un Marco Mengoni, que sin ningún número al estilo del Circo del Sol ni bailarinas con la falda remangada, él solito, se bastó y sobró para con su voz y su presencia enfundada en un impecable traje –un Salvatore Ferragamo en concreto- llenara todo el escenario. Cierto es que no era una canción eurovisiva, pero como digo, para haber quedado entre las cinco primeras seguro que sí. En cuanto a España era algo previsible. La canción era mala y la interpretación no la mejoró. Parece mentira que una artista con tantas tablas como se le suponen a Raquel de Rosario, estuviera como un flan durante buena parte de su actuación. Pero con todo, ni mucho menos fue como para quedar en la penúltima posición.

Y pasando ya a otros campos, comentaros que el viernes en la prueba de EcoCardio todo fue bien y que según parece tanto mi corazón como las principales arterias y venas de éste, están en buena forma. Así que ya no tengo excusa para de una vez por todas enfundarme el chándal e intentar dar unas primeras carreras. Pero claro, con este tiempo… Y es que lo de este fin de semana está volviendo a ser de nota. De ahí la cita de hoy de este post y el enlace musical. No sé yo si hasta el cuarenta de mayo andaremos con la calefacción encendida dentro de casa y con el paraguas fuera, pero a este paso no sería raro.

Para esta próxima semana como os había anticipado el jueves veintitrés tendré aspirometría, vacuna y la habitual consulta en la Unidad de Trasplante con la analítica de rigor. Es probable que también me hagan una placa para ver cómo va lo de la presunta neumonía.

Y nada más por este domingo. Espero que la semana que viene pueda deciros que por fin el sol vuelve a brillar y que las temperaturas son como para dejar de una vez en el fondo del armario la ropa de abrigo. Un fuerte abrazo… “y mañana más”.

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