jueves, 13 de junio de 2013

Nadaya (00.06.02)

Cuando algo te dé pereza, no lo dudes: ¡hazlo ya!


(Schino)

https://www.youtube.com/watch?v=PC9tgxm9BMM

Son las diez menos cuarto de este jueves trece de junio cuando comienzo a escribir el Blog. Tal y como habían anunciado las previsiones meteorológicas, después de haber disfrutado ayer de un día radiante de sol, hoy han vuelto las lluvias, y aunque a estas horas todavía no se nota en exceso, las temperaturas también irán bajando progresivamente a medida que transcurra la jornada. En fin, que por lo menos ya podemos decir que tuvimos un día de sol… que estando a las alturas del mes de junio que estamos no es decir mucho la verdad.

Esta semana por lo demás está transcurriendo bastante tranquila aunque llevo ya unas cuantas semanas donde me noto un tanto bajo de fuerzas, como con desgana. No sé si precisamente será este tiempo tan “plof” que hace, que no es que invite a hacer grandes planes. Sin embargo, tampoco quiero que esta continua sensación de pereza y desgana me vaya como quien dice comiendo la tostada, porque cuanto menos haces, menos quieres hacer.

Lo cierto es estas últimas semanas no es que esté durmiendo muy bien y seguramente eso influirá. Y no será por número de horas, pero ya se sabe que como en tantas cosas, la cantidad no tiene nada que ver con la calidad. Por las noches me despierto prácticamente cada hora y media o dos horas, con lo que no consigo tener lo que se dice un sueño reparador. Al contrario, a veces me levanto casi más cansado de como me acosté.

Al final, es probable que lo que esté ahora sufriendo sea una especie de síndrome postraumático, en el sentido de que estando estable en lo que se refiere a mi enfermedad, cualquier mínima sensación que noto, inmediatamente la asocio casi inconscientemente con ella. Por ejemplo esta noche sudé bastante y ya sin quererlo lo relacioné con las habituales sudoraciones profusas que padecía en tiempos, cuando probablemente la verdadera razón es que esta noche hizo más calor del habitual y que encima yo soy de los que pone en la cama toneladas de mantas. O si de repente me duele un costado, pienso que es el bazo o el hígado según el lado donde me duela.

Y es que por mucho que queramos, el miedo está ahí siempre presente. Unos lo controlan mejor y otros lo llevamos como podemos, aunque de cara a la galería pueda parecer que lo llevamos genial. Hablando el otro día con mi “entrenadora mental”, ella me decía que aunque resulte paradójico, resulta más sencillo superar un trauma como puede ser el salvarse de un accidente aéreo, o pongamos incluso de un tsunami, que el de sobrevivir a un cáncer. Porque en los primeros casos, con no coger un avión o no acercarte a menos de doscientos kilómetros de la costa, sin duda te sentirás tranquilo y protegido. No es ciertamente la mejor manera de afrontar un trauma, pero al final vives feliz por así decirlo, que es lo importante. Pero cuando la raíz o el origen de tu trauma ha estado en ti, y por tanto puede seguir o podría volver en cualquier momento, ¿cómo escapar de ese enemigo invisible? Como digo a veces resulta difícil. Tan difícil como normal sentir ese miedo, que lo que no puede en ningún modo es llegar a hacer con nosotros lo que quiera. Tenemos que rebelarnos contra él.

Por ello yo intento, aunque no siempre lo consiga, aferrarme a los pensamientos positivos y escapar de los negativos nada más que estos aparecen por mi cabeza. Es por esto también que a veces puedo pasar de momentos de euforia a momentos de depresión en apenas un abrir y cerrar de ojos. Esto además curiosamente hace que me enfade aún más conmigo mismo por no ser capaz de controlarlo. A mí, que siempre me ha gustado tenerlo todo bajo control…

Pero como digo uno tiene que adaptarse a todo. De lo contrario, vivir en una continua pelea con todo y con todos no te conduce a nada bueno. El apoyo de las personas que te quieren es fundamental en ese sentido. A veces, una simple llamada de un amigo o un correo te produce mayor beneficio que cualquier pastilla que puedas tomar. Y por supuesto, el poder contemplar cada día a mi pequeña Nadaya… que esta semana ha cumplido seis meses. En nada la tengo corriendo por casa. De momento la tengo bastante “controlada”. Ya veremos lo que me dura.

Como quien no quiere la cosa nos hemos plantado a las puertas de un nuevo fin de semana. A ver si el tiempo acompaña, y si no, habrá que tomarlo como venga, eso sí, como siempre, con la mejor sonrisa posible. Para los futboleros nos viene la Confederation Cup, que es un pequeño consuelo ahora que se nos ha acabado la Liga. Eso sí que es un trauma para algunos, entre los que me incluyo. Un fuerte abrazo a todos… “y mañana más”.

No hay comentarios:

Publicar un comentario